sábado, 12 de mayo de 2012

LOS CONDENADOS DE NÜREMBERG



Ninguno de los jerarcas nazis dominó ni un solo momento de su vida, porque el «gran río» les llevó a todos en sus caudalosas aguas. Pensaron que eran importantes y comprobaban, ya demasiado tarde, que había, sido, ni más ni menos, como uno cualquiera más de aquel horrible tinglado.

Después del juicio y condena consiguientes, cada uno de los condenados responsables de innumerables hecatombes, hizo su frase. Todas nos dicen lo mismo. Ellos eran piezas y no otra cosa; así decían. Pero unos años antes se creyeron semidioses, por encima del bien y del mal y, consecuentemente, así actuaron.

Al final, sus frases eran éstas. Wilhelm Keitel, capitán general: «He creído, me he equivocado y no pude impedir lo que hubiera debido ser evitado». ¡No pudo! Ernst Kaltenbrunner, responsable del exterminio de millones de judíos: «Yo no podía erigirme en juez de mis superiores... Todos creyeron en un hombre, semidiós para ellos.

Kaltenbrunner dijo: Si cumplía órdenes que fueron dadas por otros, lo hice siempre en el marco de un destino muy superior al mío, que me arrastraba con todas sus fuerzas» ¡No podía; un destino superior, etc.!

Al cabo, todos llegaron a una misma conclusión. De una u otra manera, y reconocido de una u otra forma, eran títeres, los que poco antes se creían dioses y como tales actuaban.

No podemos juzgar a nadie; sólo hechos, y éstos por muy conocidos. Napoleón no cabía en Europa y le sobró mucho espacio en el destierro de la isla de Santa Elena. Otros llegaron casi al límite de su ambición, pero, o están bajo tierra, o en algún monumento y son desconocidos y pisados por todos.

La fuerza del universo animado y dirigido por su Creador se impone indiscutiblemente y ninguna criatura, por muy ensalzada que sea por el hombre, deja de ser una mota de polvo que a lo sumo realiza, sin saberlo, actos que ya están determinados exacta y minuciosamente desde la eternidad.

Así comprendido, podremos decir los creyentes: « Bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres a ti » (Salmo 65:4). Entre todas las gentes que conocemos, no son más felices o realizados los que parecen tener más holgura económica, más dones, más popularidad. Una mano invisible, poderosa e inteligente, gobierna el devenir de los hombres tanto como individuos, como colectivo.

Insertos en un mundo en donde nos sentimos y somos efímeros, vemos que no es posible dominar lo que sucede alrededor, ni en nosotros mismos. El universo nos parece quieto y estático, desde la perspectiva de nuestra corta existencia.

Si lo contemplamos desde la historia, vemos cuán cambiante y repetitivo es. Se dice que la historia es la repetición de los hechos: basta contemplar las ilustraciones de un libro de historia para comprobar este aserto. Horrores perpetrados por el Reich (imperio) alemán del Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei. Partido nacionalsocialista alemán de los Trabajadores. ¡Y me llaman nazi a mí! 
Los grandes hombres y los grandes imperios del pasado ya desaparecieron y sólo algunos de sus nombres figuran en algunos libros de historia, pero son prácticamente desconocidos y ajenos a toda la humanidad. ¡Sic transit gloria mundi!

¿Cuántos hay sumamente desgraciados, con un bagaje de dones enorme? Y hay muchos que, en su espíritu, son tremendamente dichosos y pacificados, aun siendo especialmente acosados por la adversidaden sus vidas o en sus capacidades de toda índole..

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